lunes, noviembre 18, 2013

 
 
LA PUERTA
 
 
 
Persistir no es insistir, es perseverar ante la señal de que algo bueno pueda ser y suceder. Es un estímulo que invita a la promesa, es fuego que anima y purifica a la paciencia.

No quiero la tozudez de la expectativa porque sí, quiero la permanencia de lo posible y el anhelo verdadero de procurarme mágica y total de cuerpo, fervorosa y vital de espíritu.

Y es que de tanto prolongarme en kilómetros de muro pude por fin hallar la hendidura por donde empezar a romper, por donde abrir la puerta necesaria y convocada a viva voz.
Y es que después de haberme dado el permiso de aceptar que soy luz eterna ¿Cómo podría concederle un espacio trunco y vacío a mi interioridad?

Pasa...
Que la puerta se abrió para dejar que mires, que busques, que intentes. ¿Puedes percibir el olor a savia nueva?

Pasa...
Siéntate a comer y a beber pues ya supimos compartir de un mismo plato las carencias y las abundancias que nos legaron y que nos buscamos con porfía.

Pasa...
Que perfumé de flores los rincones por si quieres quedarte, por si quieres entender, o por si sólo quieres estar y compartir.

Pasa...
Que yo me haré la desentendida cuando note que dejaste algún regalo antojadizo que te haga volver con celeridad.

Pasa cuando quieras...
Que la hendidura se animó y hoy me regaló una puerta.
 
 
 
 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario